Qué laburo insalubre! Ponele que te haces agente de la Side porque viste mucha pelicula The Bourne esto, The Bourne lo otro....y te pasas de lunes a viernes escuchando a Gallo hablar de twitter :P
No es que sea mi amigo, pero, hasta donde yo lo conocí, Garbarz no se dedicaba a esos menesteres, y no me parece que tenga ese perfil. Por lo demás, pinchar una línea de teléfono es endiabladamente fácil, no se requieren los servicios de ningún Garbarz. El funcionario de gobierno que quiera realizar tan delictiva acción le solicita a Telefónica o a Telecom el número correspondiente. Luego, no sé si es "personal técnico" de la propia Telefónica o Telecom o alguien de la Side o de la Sina (Servicio de Inteligencia Naval,también conocido como Sin)quien se encamina hacia el domicilio del damnificado y accede a la "caja" donde están todos los cables de teléfono suyo y de sus vecinos (igual que la caja de la luz donde están los cables de Edenor, Edesur o la que corresponda). Puede estar en el sótano si es en un edificio, o en un poste en la calle si es en una casa. Una vez allí, munido de un cable y una pincita, el técnico procede a hacer lo que llamamos "pinchar" la línea de la persona a espiar. En realidad lo que se hace es crear un teléfono "mellizo" del teléfono que ha sido invadido, como sucede en las casas donde hay varios aparatos telefónicos en diferentes cuartos, para hablar por la misma línea. La diferencia es que uno de esos aparatos no está en la casa del titular de la línea, sino en la repartición oficial que se encarga de hacer la pinchadura. El resultado es: cada vez que suena el teléfono en tu casa, en alguna oficina gubernamental suena el "mismo" teléfono y alguien puede escuchar toda la comunicación, quedándose calladito pero grabando las partes que considere que son de interés. Yo sé todo esto porque alguna vez me han pinchado mi teléfono de mi casa, me lo hice despinchar (no fue Garbarz) y la sensación de seguridad me duró un suspiro, pues volver a pinchar teléfonos es tan fácil como pincharlos y despincharlos. Va de suyo que pinchar celulares es incluso más fácil porque no hay que manipular pincitas ni cables sino que basta con programas de soft. Moraleja: hay gente que se gana la guita muy fácil, así que es mejor no decir por teléfono nada que nos dé vergüenza que escucharan nuestros hijos, esposas, empleadores, etc. PD/ No hace falta decir que "abrir la puerta" para que estos muchachos vayan a jugar también es un delito, así que Telecom, Telefónica y las celulares también están fuera de la ley, incluso les pagamos (y mucho) al igual que a nuestros gobernantes para que nos presten estos "servicios". PD2/Quien de verdad esté interesado en entender cómo vive la gente que delinque bajo esta modalidad no puede dejar de alquilarse esta película que estuvo en las salas porteñas hace un par de meses: "Las vidas de los demás" ("Das Leben der Anderen"), del director alemán Florian Henckel von Donnersmarck. Ganó el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa en 2006. Desde el punto de vista técnico está un poco desactualizada porque transcurre en 1984, pero como muestra de lo delincuentes que son y de lo enfermitos que están quienes se dedican a fisgonear en forma profesional, sigue estando absolutamente vigente.
Chau, que reflexión tremenda del que la pasó. Será por eso que te dejaron de pinchar, porque nadie iba a escuchar nada interesante. No solo el Gobierno pincha. Las agencias de seguridad hacen buenos negocios con lo que escuchan. Y Garbarz ha estafado gente a la que revisaba los teléfonos, les decía que estaban intervenidos y les cobrarba por limpiar. Adivinen: era flaso el diágnostico.
papipo, ¿con qué jeta después criticás a quienes afanan si vos te afanás la tapa de noticias antes de que salga y ni siquiera linkeas al blog de Gallo?
Che, anónimo, si la "reflexión" te pareció tan poco interesante ¿cómo fue que te tomaste el trabajo de leerla? Y además ¿quién te dijo que me dejaron de pinchar? Lo que pasa es que yo dejé de padecer.
Qué laburo insalubre! Ponele que te haces agente de la Side porque viste mucha pelicula The Bourne esto, The Bourne lo otro....y te pasas de lunes a viernes escuchando a Gallo hablar de twitter :P
ResponderEliminarChe, imagino que el "perito" no será Garbarz, conocido porque ha vendido humo a decenas de personas para cobrarles luego por "desinfectar" sus líneas.
ResponderEliminarNo es que sea mi amigo, pero, hasta donde yo lo conocí, Garbarz no se dedicaba a esos menesteres, y no me parece que tenga ese perfil. Por lo demás, pinchar una línea de teléfono es endiabladamente fácil, no se requieren los servicios de ningún Garbarz. El funcionario de gobierno que quiera realizar tan delictiva acción le solicita a Telefónica o a Telecom el número correspondiente. Luego, no sé si es "personal técnico" de la propia Telefónica o Telecom o alguien de la Side o de la Sina (Servicio de Inteligencia Naval,también conocido como Sin)quien se encamina hacia el domicilio del damnificado y accede a la "caja" donde están todos los cables de teléfono suyo y de sus vecinos (igual que la caja de la luz donde están los cables de Edenor, Edesur o la que corresponda). Puede estar en el sótano si es en un edificio, o en un poste en la calle si es en una casa. Una vez allí, munido de un cable y una pincita, el técnico procede a hacer lo que llamamos "pinchar" la línea de la persona a espiar. En realidad lo que se hace es crear un teléfono "mellizo" del teléfono que ha sido invadido, como sucede en las casas donde hay varios aparatos telefónicos en diferentes cuartos, para hablar por la misma línea. La diferencia es que uno de esos aparatos no está en la casa del titular de la línea, sino en la repartición oficial que se encarga de hacer la pinchadura. El resultado es: cada vez que suena el teléfono en tu casa, en alguna oficina gubernamental suena el "mismo" teléfono y alguien puede escuchar toda la comunicación, quedándose calladito pero grabando las partes que considere que son de interés. Yo sé todo esto porque alguna vez me han pinchado mi teléfono de mi casa, me lo hice despinchar (no fue Garbarz) y la sensación de seguridad me duró un suspiro, pues volver a pinchar teléfonos es tan fácil como pincharlos y despincharlos. Va de suyo que pinchar celulares es incluso más fácil porque no hay que manipular pincitas ni cables sino que basta con programas de soft. Moraleja: hay gente que se gana la guita muy fácil, así que es mejor no decir por teléfono nada que nos dé vergüenza que escucharan nuestros hijos, esposas, empleadores, etc.
ResponderEliminarPD/ No hace falta decir que "abrir la puerta" para que estos muchachos vayan a jugar también es un delito, así que Telecom, Telefónica y las celulares también están fuera de la ley, incluso les pagamos (y mucho) al igual que a nuestros gobernantes para que nos presten estos "servicios".
PD2/Quien de verdad esté interesado en entender cómo vive la gente que delinque bajo esta modalidad no puede dejar de alquilarse esta película que estuvo en las salas porteñas hace un par de meses: "Las vidas de los demás" ("Das Leben der Anderen"), del director alemán Florian Henckel von Donnersmarck. Ganó el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa en 2006. Desde el punto de vista técnico está un poco desactualizada porque transcurre en 1984, pero como muestra de lo delincuentes que son y de lo enfermitos que están quienes se dedican a fisgonear en forma profesional, sigue estando absolutamente vigente.
Chau, que reflexión tremenda del que la pasó. Será por eso que te dejaron de pinchar, porque nadie iba a escuchar nada interesante. No solo el Gobierno pincha. Las agencias de seguridad hacen buenos negocios con lo que escuchan. Y Garbarz ha estafado gente a la que revisaba los teléfonos, les decía que estaban intervenidos y les cobrarba por limpiar. Adivinen: era flaso el diágnostico.
ResponderEliminarpapipo, ¿con qué jeta después criticás a quienes afanan si vos te afanás la tapa de noticias antes de que salga y ni siquiera linkeas al blog de Gallo?
ResponderEliminarno sólo sos chorro, sos peor: un cínico.
Che, anónimo, si la "reflexión" te pareció tan poco interesante ¿cómo fue que te tomaste el trabajo de leerla? Y además ¿quién te dijo que me dejaron de pinchar? Lo que pasa es que yo dejé de padecer.
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