Una mujer evitó la semana pasada que la secuestrara en Vicente López un grupo de delincuentes que la sorprendió cuando llegaba a la casa y se le metió en el auto.
Me llamó la atención que algunos medios -no sólo audiovisuales sino también gráficos- dieran excesivos datos de la víctima y la familia, porque es de sentido común que esa información detallada puede conspirar contra la integridad y seguridad de la persona: por ejemplo, dar la dirección exacta de la casa e incluso mostrarla.
Hay ciertos delitos que merecen el cuidado y el respeto a la víctima y este caso no es la excepción. Hoy leyendo Hipercrítico me entero de que el marido de esa mujer se queja de la profusión de datos publicados y hasta del acoso de los movileros.
No es el único caso donde la prensa obra así y abusa de confianza de las víctimas.
Penoso y grave.
Es lamentable, Papipo, pero hablás de perritos falderos que hacen lo que fuere con tal de satisfacer a sus dueños.
ResponderEliminarEvidentemente es una irresponsabilidad mayúscula exponer mediáticamente la seguridad e integridad física (y emocional) de las personas.
ResponderEliminarLo mismo ocurre con la difusión de imágenes y datos de menores de edad (excepto los ordenados por la justicia). Está legalmente prohibido, todos los periodistas sabemos. Y el sentido es proteger a los menores.
Esto me recuerda a q algo similar ocurre con los testigos de identidad reservada. Es increíble pero casi siempre trascienden los datos, con lo q creo q hay una responsabilidad compartida entre la justicia y los medios q conlleva -además de poner en riesgo a una persona q de por sí ya arriesgó demasiado- a desalentar a cualquiera a presentarse como testigo en esas condiciones.