Un huracán mediático

(esta es una de las tres notas que publiqué en el suplemento Contraeditorial que acompañó la revista 23 de la semana pasada)

Los argentinos comenzaron el 2007 con la incertidumbre de saber qué había pasado con Luis Geréz, una víctima de y un testigo contra el ahora encausado Luis Abelardo Patti.

Poco más de 48 horas estuvo "desaparecido" Geréz, en un escenario donde Jorge Julio López, otro declarante contra represores, estaba entonces y está ahora sin paradero conocido, lo que enrarecía aun más el clima de incertidumbre política.

Geréz "apareció" desorientado por la localidad de Garín, con quemaduras de cigarrillos en el cuerpo y marcas de ataduras en las manos.

Y si había dudas sobre qué habría pasado, es probable que cuando se cumpla un año del hecho persistan esas incertidumbres que la mayoría de los medios no quiso, no pudo o no intentó despejar.

El caso Geréz es un botón de muestra de cómo la vorágine de noticias actúa a la manera de un huracán que se fagocita lo trascendente, lo intrascendente, lo viejo, lo pasado, lo pisado y envía al olvido hechos que no merecen tal destino.

Y eso ocurre con eventos o noticias que ocuparon portadas de los diarios, abrieron noticieros y ocuparon horas de aire. Pero un día se perdieron en el remolino diario.

En oposición, la llamada "agenda" está inundada por datos de casos privados, declaraciones de políticas que contestan declaraciones de otros políticos, debates incompletos y fugaces o investigaciones científicas cuya fuente es más una encuesta entre 200 pacientes que un descubrimiento médico.

¿Cuántas tragedias provocó el tránsito a lo largo del año? Decenas y grandes como los de la autopista Ezeiza-Cañuelas; los seis jóvenes que terminaron debajo de un tren por cruzar la barrera baja cuando volvían de bailar; el adolescente que murió atropellado por el auto que manejaba otro muchacho que dicen corría una picada; la del grupo musical Néctar que desapareció calcinado al explotar la camioneta en la que viajaban luego de volar desde la autopista 25 de mayo o la de los dos muchachos carbonizados en Panamericana, por citar algunas.

Todas las historias que había detrás de aquellos hechos merecía contarse hasta el final para saber qué fallo, si hubo error humano, imprevisión, si se puede repetir. O tan sólo para narrar esas vidas y homenajearlas.

Algunos medios no indagan mucho, olvidan, traspapelan, creen la historia oficial y acompañan el entierro de los hechos con impavidez o ignorancia, que para el caso es lo mismo.

¿Qué pasó con la causa que había sacado del exilio a María Estela Martínez de Perón (a) Isabelita?

¿Y qué habrá sido del expediente que investigaba el incendio en la Villa El Cartón donde se decía que había internas políticas y roscas vecinales? ¿En qué habrá quedado el de la investigación por los incidentes en la estación Constitución que derivaron en el quite de la concesión a Sergio Taselli?

¿Y con los casos de justicia por mano propia como el del comerciante que mató a un vecina cuando perseguían a un ladrón? ¿O los muchos crimenes que tuvieron como víctimas ancianos?

¿Alguien se acuerda de la batalla de los quinchos, en el marco de la guerra interna de la barra de River que involucra también a dirigentes que además hundieron al club a una crisis inédita? Además de aquel tiroteo a lo largo del año hubo hechos dentro y fuera de la institución de Núñez relacionadas entre sí de manera clara.

¿Y en qué estará la causa por los incidentes en Chicago-Tigre donde murió un hincha del Matador, al que incluso varios canales mostraron agonizante?

¿Y que habrá sido del expediente por la bolsa de Miceli? ¿Y el que seguro abrieron por los manejos en la Secretaría de Medio Ambiente?

¿Qué estará haciendo ahora el empresario venezolano Guido Antonini Wilson que no explicó por qué, para qué o para quién eran los 800.000 dólares en billetes que pretendía ingresar al país en una valija?

Y si se habla de migraciones, ¿Esso no se iba del país?

¿Habrán bajado las aguas en Santa Fe? ¿Alguien pagó los daños? ¿Se habrá curado el loco que tiró un camión contra la casa en Río Gallegos de la pareja presidencial del que se teorizó que quería provocar un magnicidio? ¿Hicieron cargo a alguien por la explosión de la fábrica de aerosoles? ¿Ya es seguro el aeropuerto de Ezeiza? ¿Y los subterráneos? ¿Ya no hay más motochorros?

¿Habrán encontrado al cartero explosivo que mandó cartas bomba a la empresa Nestlé? ¿Ya saben quiénes secuestraron a Franco Andreola?

¿Y los diez obreros muertos en planta de Aluar, alguien investigó que pasó y pagó por ello? Incluso poco más después de aquel hecho el presidente Néstor Kirchner viajó a inaugurar la obra en la que habían fallecido los trabajadores, que eran indocumentados. Nada se supo de las causas de la tragedia.

¿Ya invirtieron en infraestructura para evitar una nueva crisis energética?

Che, ¿y del caso Skanska no se va a hablar más que de las causas en marcha? ¿Y de los más de 30 presos que murieron en la cárcel de Santiago del Estero?

¿Y al final quién mató a Nora Dalmasso, el pintor, el hijo o el amante?

¿Bajó el consumo de paco? ¿Seguirá preso y será imputable el abogado que se atrincheró en su arsenal de Barrio Parque? ¿Y qué habrá pasado con el crimen de aquel otro abogado Cristian Vázquez que apareció muerto?

¿Habrán esclarecido el crimen de tres policías en un destacamento de Comunicaciones de la Bonaerense?

Por suerte en 2008 se cumplirán los aniversarios de cada hecho y como el tornado que escupe "víctimas" el remolino de la prensa devolverá por un rato lo que nos habían sacado de la vista.