Ser VIP

Nunca me gustó chapear para conseguir una entrada a la cancha, a un recital o una obra de teatro ni hablar de agapes de prensa, meet and greet o recibir regalos. En parte porque no me parece ético y en parte porque me parece rata no pagar por algo que sí puedo.

Pero a veces el costo de un espectáculo me resulta caro para mi bolsillo o no da para gastar en él y mangueo un pase de prensa con cierta dosis de culpa.

Conozco periodistas que se acreditan toda la temporada en el club de sus amores no por trabajo sino para ir al palco de prensa a gritar como un desaforado más.

Conozco otros que si no consiguen entradas de favor para un espectáculo no van.

Conozco "críticos" de cine que si no es una privada de prensa no ven la película de la que luego harán el comentario robandole datos a colegas de otros países.

Anoche, en el vip del boliche donde Moreno Veloso, Kassim y Domenico demostraron que son geniales y que la musica brasileña ya no es lo que prejuzga el 80 por ciento de los argentinos (Capullito de alelí, acuarela, garota de ipanema o brazil, país tropical), comprobé que soy un gran boludo porque había algunos famosos y muchos periodistas que engullían bulímicos todo lo gratis que allí se ofrecía (cerveza, tragos y empanadas) sin ninguna culpa sino muy por el contrario convencidos de que lo que consumían era un derecho, algo obvio.

Soy un boludo porque siendo un cuatro de copas, que ni mi familia sabe bien lo que hago, he gastado miles de pesos en espectáculos a los que sabía que podía entrar gratis y todos los prenseros saben que es parte del oficio que venga un periodista o un famoso a manguear.

Igual, no dejaré de sentir culpa si vuelvo a manguear como no dejarán de manguear famosos con fortunas en el banco pero que son tan miserables que no piden por favor, no dan las gracias y aunque NUNCA pagan la cuenta ni siquiera propina dejan.