Toto

Era la contracara de Fernando Burlando, Víctor Stinfale o Roberto Damboriana, por citar tres arquetipos de "especialistas" del derecho penal más apegados a la rosca que a las leyes.

Comenzó a hablar en los medios como representante de los familiares de los fusilados en la masacre de Budge. También fue el que reinstaló el concepto gatillo fácil, acuñado por Rodolfo Walsh para definir el nivel profesional de los policías bonaerenses.

Decenas de casos de violencia institucional (el caso Rojas Pérez, por ejemplo) lo tuvieron siempre del lado de las víctimas; cofundó la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y además fue docente, militante y diputado por Izquierda Unida entre 2001 y 2005.

Hablaba pausado y en un tono monocorde, pero firme.

Era un grande.

Y un tipo humilde porque vivía al lado de los humildes.

Un tipo humilde que no se enriqueció con su profesión y entendió que la actividad de un abogado era la defensa de los derechos y obligaciones y no aparecer en el programa de Mauro Viale.

Un tipo humilde que sin embargo atendía a cualquier periodista (me consta que en su casa y a cualquier hora) sin importale el medio al que representara porque lo que le interesaba no era figurar sino difundir información vital, como la persecución de los prófugos de Budge por ejemplo.

Tenía 76 y estaba internado hace un mes.

León Toto Zimerman murió el martes y es una pena que la noticia sólo haya aparecido en un suelto de Página 12.

Porque semejante emblema merecía más homenajes.