Fin de semana de locos

Pese a estar profundamente deprimido y abatido por mi blog espejo (que les aseguro que yo no hago para darme prensa como se comenta por ahí) consumí algo de medios el fin de semana largo. El jueves por ejemplo encontré en un zapping al ex agregado de prensa de la embajada argentina en Washington durante el duhaldismo y parte del kirchnerismo Fabián Doman indignado porque se le negaba el Martín Fierro a Oscar González Oro, "lo mismo que pasaba con Martín Scorsese y el Oscar", comparó sin ruborizarse, aunque antes había aclarado que tenía diferencias ideológicas con el animador de Radio 10. Guillermo Lafauci no sólo apoyó el reclamo sino que agregó otros ejemplos hollywodenses.

Esa misma noche ví que el líder del grupo Palermo Merrell, Andy K, había logrado entrar a la Casa Rosada y entrevistar al Presidente y sus escuderos, luego de hacerle una nota a Daniel Filmus, lo mismo que había hecho en 2005 con Rafael Bielsa. Me acordé que el ex canciller había salido tercero. Si ahora el ministro de Educación tiene la misma mala perfomance el Gobierno debería revisar la estrategia mediática.

El viernes Mario Pergolini estaba indignado con la tapa de Noticias que habla de la agonía de Héctor Magnetto y consideraba un regreso al amarillismo de la revista que vende contenidos que no tiene. ¿Es amarillismo? Un buen debate para dar en un país en serio.

El sábado a la noche me topé con la sección Espía del dominical Perfil y una foto de Eduardo Duhalde en una mesa del café La Biela. En el epígrafe se lee que lo acompañan, entre otros, un tal Hugo Franco, pero en la imagen el único Hugo que hay es Toledo.

Ya el domingo ví que el ex periodista opositor Joaquín Morales Solá escribía con ese final el apellido del juez federal Jorge Ballestero, un error habitual pero error al fin.

Y a la noche me fui a dormir pensando lo que por acá comentaba Sereneider de que Fútbol de Primera es el mejor programa deportivo de la tele.

Difícil sería que no fuese el mejor programa cuando tiene la exclusividad de las imágenes de todos los partidos y sus periodistas son los únicos que pueden entrar a todos los campos de juego y estadios (el resto tiene que depender de la buena voluntad de policías y empleados de clubes).

Así cualquiera hace un buen programa de TV.