La adquirí con el prejuicio compartido por muchos dentro y fuera de este gremio de que el semanario vende y copetea notas que luego no se sostienen o no tienen la información prometida. Tal vez sea porque allí abundan los editores que titulan y sumarian con lo que creen que tendrá la nota o lo que le dijeron que tenía o lo que pidieron que tuviese.
Dice la tapa:
La salud de Magnetto, el drama del CEO de Clarín. Lucha contra una grave enfermedad y una nueva operación lo dejó sin voz. Cómo se comunica a través de un procesador de textos y de su BlackBerry. El encuentro con un Kirchner conmovido. La próxima venta de acciones. Por qué salud del hombre más exitoso del negocio de la comunicación puede influir sobre el futuro del grupo y de la política argentina.
La nota que firma el editor de Economía José Antonio Díaz comienza a morder banquina apenas arranca.
El trance fue cruel y el empresario puesto a prueba. El exitoso conductor del grupo de comunicación más importante de la Argentina se había quedado sin voz por un carcinoma de laringe, diagnosticado, afortunadamente, a tiempo. Héctor Horacio Magnetto, CEO del Grupo Clarín, sigue peleando hoy por su curación definitiva y reeducando la función más importante del órgano operado, el habla, luego de la laringectomía que se le realizara en enero en la clínica de la Universidad de Chicago. Él mismo mandó a hacer una aclaración pública de su estado de salud el 21 de febrero, por la vía de una inusual carta al correo de lectores de Clarín: "La intervención realizada produce una afectación en la dicción, situación que no altera, en modo alguno, mi tarea al frente del Grupo.
Lo que no aclara el periodista es que esa inusual e inédita carta de Magnetto sobrevino días después de que su jefe de Perfil Jorge Fontevecchia escribiera poco menos que una necrológica en una contratapa del dominical.
Luego el artículo se desarrolla en un sinfín de datos de fuentes no precisadas.
Por ejemplo:
El ambiente, a esa altura, estaba saturado de especulaciones sobre la gravedad de la enfermedad y su posible incidencia en la venta de un 30% de las acciones del Grupo o la eventual interna sucesoria que podría sacudirlo. Como nunca antes, ciertos voceros oficiales, cercanos al despacho presidencial, alimentaban los rumores: revelaban presuntas decisiones de Néstor Kirchner de frenar el proceso de fusión de Cablevisión y Multicanal -trámite actualmente pendiente en la Comisión de Defensa de la Competencia- o, directamente, de "ir por Clarín", antes de que el diario "se diera vuelta" -en el léxico presidencial- en su política de apoyo al Gobierno. Algunos funcionarios trabajaban sobre la supuesta "debilidad" de uno de los hombres más poderosos de la Argentina.
Si no precisa quiénes son esos voceros oficiales cercanos al despacho presidencial (pueden ser los Núñez, los ministros Fernández, los empleados de prensa de éstos, los mozos y ordenanzas que le sirven el té con galletitas a Kirchner), Díaz tampoco se ocupará de identificar a los "algunos funcionarios".
Párrafo siguiente:
Ante las consultas, los propios directivos del multimedio negaron primero la enfermedad y la ausencia del CEO en las reuniones gerenciales y, luego, aceptaron su intervención quirúrgica y el nivel de gravedad. En realidad, sólo Magnetto sabía que el diagnóstico temprano de su mal permitía realizar, con buenas perspectivas de éxito, un intensivo tratamiento quimioterapéutico en una primera etapa y, de ser insuficiente, una cirugía parcial no mutilante. La cirugía, finalmente, logró extirpar el tumor, y conservar la funcionalidad del órgano afectado.
De nuevo, ¿qué directivos? ¿Jorge Rendo, Ricardo Kirchsbaum, los hermanos Aranda, el gerente de taller, el de mantenimiento o el de circulación?
En los párrafos siguientes, Díaz aporta la única fuente identificada de la nota pero tampoco le da mucha entidad ni confianza:
"un empresario que dice haberlo visto hace pocos días."Luego le dedica unas líneas al perfil del hombre de marras
"Para una personalidad como la de Magnetto -tan pudorosa y retraída en cuanto a su exhibición pública, aunque tan dúctil en hacer sentir su poder hacia adentro y fuera del grupo"Tampoco adjudica fuente ni el lector sabe cómo Díaz llegó a semejante conclusión.
La audacia de no citar fuentes se acentúa párrafo a párrafo:
Aparentemente, ninguno de los desplazamientos internos que se hacían trascender en los corrillos oficialistas y mediáticos tuvieron asidero: en el Grupo se dio a entender, incluso, que el supuesto apartamiento del secretario general de redacción del diario, Ricardo Kirchbaum (sic), habría sido, en realidad, el producto de una de las tantas operaciones montadas desde la Jefatura de Gabinete como respuesta a una serie de tapas no tan condescendientes como se pretendia.
¿Quién lo dice, en qué se basa? No se sabrá en la nota y -seguro- nunca.
El que compró la revista con el anzuelo de la reunión de Magnetto y un K conmovido se tendrá que conformar con estas líneas:
La tirantez (la mencionada dos párrafos más arriba) fue zanjada, finalmente, con un emotivo encuentro con el Presidente de la Nación, quien demostró estar realmente impresionado por las características del trance que vivía el empresario. Kirchner lo abrazó y, por una vez, dejó los reproches o los 'mangazos' de lado. Sólo acordaron mantener contacto fluído.
El lector no sabrá cuándo ni por qué ni dónde fue el encuentro; por qué fue emotivo o cómo y por qué habrá demostrado emoción o impresión el jefe de Estado (¿K habrá lagrimeado, habrá ensayado su gesto habitual de juntar las manos en un rezo con una reverencia?); si Magnetto también abrazó a K y cuáles reproches y mangazos tuvo que dejar de lado el inquilino de Balcarce 50. Tampoco, claro, de qué contacto fluído se refiere y para qué. ¿Esa reunión figuró en la agenda oficial?
Luego Díaz afirma que Magnetto "procuró demostrar normalidad" y describe una sucesión de hechos que llevan a la conclusión de que el propósito del CEO se cumplió: que condujo una asamblea de accionistas el 18 de abril, que se mostró en el Teatro Avenida en una función de opera diez días después, que se entrevistó con el embajador de EEUU en Buenos Aires (Díaz no profundiza nada de este encuentro ni da otros detalles), y que se preparaba para una reunión con el ex FMI Joseph Stiglitz, concretada ayer, miércoles y que Clarín ilustra con ¡dos fotos!.
Ahí la nota cambia de rumbo y parece enfocarse en lo que debiera haber sido el eje: la fusión de Cablevisión y Multicanal, pendiente por estas horas de una definición por parte de la Comisión de Defensa de la Competencia y que resulta clave para los negocios de Clarín en general, el país en particular y viceversa.
Díaz revela detalles de los movimientos internos del grupo en pos de la fusión -sin precisar fuentes, por supuesto-, y menciona un dictamen de la fiscal de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial que pide declarar nula una operación previa de Cablevisión para habilitar la compra de su competidora. De concretarse el pedido del ministerio público se trabaría la fusión. (Esa resolución está ampliada en un buen recuadro aparte).
Lo curioso es que el tema de la fusión del cable no aparece mencionado en el copete de la tapa ni el de la nota y ocupa los mismos o más párrafos que ocuparon los datos de la salud de Magnetto.
Tan curioso como que para ilustrar un recuadro en lugar de poner el logo del grupo de medios sudafricanos Naspers pusieron el del gatito del archiconocido Napster.
El resto de la nota se diluye en detalles del tema de la fusión y en especulaciones sobre lo que pasaría si Magnetto resigna acciones y su posición en el Grupo y sobre cómo el cambio de manos en la conducción del monopolio impactaría en la política argentina y, en especial, en la Casa Rosada.
Especulaciones en las que Díaz, y hasta aquí quería llegar, es consecuente, no sólo en NO adjudicar la información a fuentes sino en no precisar el origen de la data. Escribe, "en el grupo", "en el Gobierno", "los funcionarios". O sea, viola el ABC del periodismo para dar información sobre algo que no es el punto del asado del cordero ni la reingeniería del bar de Manolo.
No recuerdo ningún editor que me haya permitido dar una nota sin fuentes ni tampoco leí ningún libro de teoría del periodismo o de investigación donde estuviese justificado el no identificar las fuentes.
En el caso de la salud de Magnetto, Perfil y Fontevecchia tenían el antecedente de haber sido desmentidos en público hace menos de seis meses, ¿por qué creerles ahora?
Los muchos datos que da Díaz de la enfermedad, el tratamiento y la recuperación de Magnetto bien pudieron haber sido recopilados entre especialistas que no lo trataron al CEO pero especularon en el caso o incluso sacados de la dudosa Wikipedia, Internet o hasta un blog informal como este.
Tal vez Pergolini acusó a Noticias de ser amarillista sin haber leído la nota y creyendo como miles que la nota sólo hablaba de la salud de un empresario, un tema que es discutible si debería ser de interés público. (Amarillista también fue entonces Veintitrés cuando hace una semanas llevó a tapa el palo que se pegó el hijo de Goyo Pérez Companc en una carrera de autos).
Luego de leer la nota de Magnetto también se podría llegar a la conclusión de que cómo está copeteada y vendida es sensacionalista porque habla de drama, lucha y grave enfermedad, cuando se informa de una recuperación (dejaría de ser noticia) y de algo más importante para el gran público como lo es el mercado del cable y los medios de comunicación.
El tema de fondo es que Noticias ha hecho un estilo del no identificar fuentes ni aportar muchos datos nuevos como del disfrazar al gato de liebre y eso no lo hace en nombre de la libertad de expresión sino en pos de vender ejemplares, lo que consigue ya que es uno de los semanarios más comprados en los kioscos.
Pero se sabe que el éxito, la masividad y el récord de taquilla no siempre es sinónimo de calidad sino generalmente todo lo contrario, como lo demuestran el bailo del caño, la playa Bristol o ciertas publicaciones.
Lo último: en ningún lugar de la nota se da cuenta si Díaz intentó hablar con Magnetto o algún directivo del diario porque si lo intentó y no tuvo éxito había que contarlo, no?
Las dos fotos que da Clarín este jueves parecen una gran desmentida. Otra más.