Un puterío

Juan Salinas, (a) Beto (a) El Pájaro, me remite un email con un puterío muy gracioso. Parece que Fernando Paolella y Cristian Sanz le afanaron data de sus archivos sobre el caso AMIA para un libro que escribieron y ni siquieran lo citan.

Dudé en publicarlo, pero como el superclásico me deprimió un poco y esto compensó el tedio, lo mando entero y textual. Es un descargo de Salinas actual y uno antiguo. Iba a poner un capítulo de libro, pero se hacía largo.

Sospecho que Sanz, lector de este blog, no tardará en dar su réplica, que será bienvenida.

Sostiene Salinas:

Fernando Paolella fue mi secretario durante los años en que trabajé para los diarios La Capital, de Rosario, y Uno, de Mendoza. Y se quedó con una copia de mis archivos, en importante medida dedicados a las atentados a la embajada de Israel y la Amia, a Monzer al Kassar y temas
conexos. Casi todo el texto que sigue a continuación de este es un plagio textual de dichos archivos. Ni los errores han depurado. Y hasta ha dejado mis modismos, como es fácil de ver y de demostrar.

Hace unos tres años, acaso más, cuando ya él y Cristian Sanz hacían punta en denostar a Kirchner y su gobierno con inaudita ferocidad de barrasbravas (para lo cual, para mi enorme fastidio, solían apoyarse en mis textos) desde su sitio "Tribuna de periodistas", anunciaron la
publicación de un libro sobre el atentado a la AMIA (ver
<http://www.hombregris2001.com.ar/i49.htm>
http://www.hombregris2001.com.ar/i49.htm).

En aquella ocasión le advertí a Sanz de lo que lo aportado por su socio Paolella --un esquenún del que dudo que haya investigado jamás algo por cuenta propia-- estaba casi íntegramente sacado de mis archivos.

Entonces, Paolella admitió expresamente el plagio. Por suerte, tomé la precaución de advertirles a muchos de ustedes lo que estaba ocurriendo. Escribí para ello una breve nota, a la que titulé "Ancha es Castilla" (ver abajo de todo)

Pensé haber disuadido a Sanz de perpetrar un plagio tan descarado, pero ahora ambos han vuelto a la carga. Y hasta han sido tan pánfilos de ir con su bodoque a editoriales en la que publico. ¿Creerán que todo el mundo practica el método de la aleve traición a la confianza otorgada? ¿Pensarán "¿que le hace una mancha más al tigre?". ¿Les faltará un
jugador?

En fin: que me arrepiento de haber prologado el libro de Sanz y Franco Caviglia sobre Yabrán y de haber tomado a Paolella como secretario, considerando su evidente inadecuación social como propia de un nerd, y cediendo a la evidente comodidad que suponía que ambos viviéramos en el
mismo edificio. Durante años, ambos dijeron respetarme e incluso admirarme, pero tan pronto comprobaron que esa estima no era correspondida, aquel amor malsano degeneró en "odio africano". Y en canibalismo.

Se han de indigestar.

Ancha es Castilla

Fernando Paolella, quien fuera mi secretario durante años mientras yo me desempeñaba como corresponsal del diario La Capital de Rosario y que por esa razón tiene backups de mis archivos y escritos hasta bien entrado el año 2001, acostumbra a utilizarlos a mi juicio abusivamente --sobre todo en lo que hace a mis investigaciones relativas a los atentados a la embajada de Israel y la AMIA-- lo que ya le advertí por e-mail en el pasado, recibiendo sus excusas.

Hace unos días, un amigo me remitió un adelanto de un supuesto libro de su autoría y la de Christián Sanz sobre el atentado a la AMIA. Vi que en ese texto se hacian claras alusiones a sendos artículos originales míos publicados tanto en La Capital como en Nueva Sión sobre la empresa de Yabrán --La Royal-- que limpiaba la AMIA, como sobre el texto de la solicitada qu e Alfredo Yabrán tenía preparada para publicar cuando se suicidó, en la que se refería al "bombardeo" de la AMIA.

Le mandé un e-mail a Paolella (creía habérselo mandado también a Christian Sanz pero ahora veo que por error se lo envié a Fernando Sáenz, un reportero gráfico) titulado "¿Y la cita?" que decía: "Locos, no puedo creer que no me citen cuando lo de Yabran, 'El bombardeo', lo de la Royal, etc. fueron aportes originales míos publicados en el diario La Capital de Rosario...". A lo que Paolella me respondió insólitamente que "Al principio, te cité con todas las de la ley pero luego el Petiso (por Sanz) optó por no hacerlo. Iba a corregirlo, pero me acordé que cuando te ayudé con el libro de los submarinos con todo placer, luego ni siquiera mencionaste mi generoso aporte, como tampoco tuve parte alguna de las ganancias. Entonces, en vista de eso y sin generar polémica, no sé si pienso hacerlo".

Ergo, admitió descaradamente el plagio y pretendió justificarlo en función de no se qué aporte que yo no habría reconocido ni pagado y que desconozco en absoluto.

Ante esta situación, y en la creencia de que la respuesta de Paolella había sido acordada con Sanz, acusé a ambos de plagio, pues ambos firmaban el texto. Ante lo cual, Sanz, que hasta unas horas atrás se ofrecía a promocionar mi nuevo libro, Narcos, banqueros & criminales, considerándome poco menos que un prócer del periodismo de investigación, descubrió súbitamente que tengo "un pasado oscuro" y soy "buche", "puto" y "falopero".

Estos son los hechos desnudos. Jamás antes había tenido problema alguno con Sanz. En cuanto a Paolella, desearía que pruebe su calidad de investigador original en temas en los cuales sus notas no se basen en las mías. Que me saque de su existencia y si es posible que me olvide. ¿Es mucho pedir?

Esto es lo que quise expresar con el castizo refrán "Ancha es Castilla": el mundo es amplio y ajeno, hay lugar para todos y para existir no hace falta pisarle a nadie los juanetes.