Es notable como los periodistas en general y los de TV y radio en particular intentan por la fuerza que alguien que pasaba por ahí se convierta en testigo de un accidente.
Pero no sólo eso. También pretenden que ese mismo impávido testimoniante sea perito en accidentología, criminalística, psicólogo, etc.
El problema es que los cronistas que salen a la calle como jauría famélica no escuchan y entonces preguntan y pregunta y preguntan cuestiones que el receptor es imposible que devele.
Además no preproducen la nota y la arman durante la marcha, con un estado de excitación innecesario (¿por qué hablan a los gritos o mientras corren?).
Ejemplo: accidente en la ruta. Llega el cronista y ya no encuentra los heridos. Con suerte verá algún muerto. Están los policías, los bomberos, los baqueanos, quizás algún sobreviviente. Las preguntas son y cómo fue el choque, y qué visibilidad había y a qué velocidad venían y cómo estaban los heridos, cómo estaba la ruta, etc.
Desconfío de que la urgencia y la presión de productores, jefes y editores genere esto.
Me parece en cambio que la vorágine y la improvisación son producto de la mediocridad y la falta de preparación que tenemos los periodistas argentinos que nos creemos sino los mejores del mundo los más capos de Sudamérica.
Lo peor de todo es que las preguntas son "y cómo fue el choque, y qué visibilidad había y a qué velocidad venían y cómo estaban los heridos, cómo estaba la ruta, etc." aún cuando el entrevistado no presenció el hecho y le dice al ´periodista´ "acabo de llegar" o "no sé, yo escuché un ruido y me vine".
ResponderEliminarCreo q es un mix. Desde una falta de respeto total hacia los protagonistas -no importa si se acaba de morir un hijo ni nada-, ausencia de profesionalismo al obviar q uno es un simple transmisor -no la estrella-del tema en cuestión, hasta presiones de productores, etc.. Sino es incomprensible q se redunde una y otra vez en las mismas barbaridades.
ResponderEliminarCreo q algunas situaciones sacan a más de uno: se cae en grados de irresponsabilidad brutal, x ejemplo, cuando se trata de secuestros y se pone en riesgo a las víctimas.
Se busca sangre y color a cualquier costo, y como se anda en piloto automático el morbo se exacerba hasta lo indecible. En lugar de escuchar -se supone q somos puente entre alguien q habla y quienes están del otro lado- se apura al entrevistado, se sacan conclusiones apresuradas -ni qué hablar de los potenciales en nombre de quienes se dice cualquier cosa- y se termina dando vergüenza ajena.
Y colman tanto cuando se sobreabunda en obviedades, cuando se describe lo q la imagen muestra sin apelaciones y daaaleeee q va, tanto q se termina descalificando al televidente y hasta pareciera q es tratado como un ignorante absoluto.
Tengo un secretario de redacción que siemrpe me dice "hay que hacer menos y pensar más. A vos te pagan por ser lñúcido, no por cuántas páginas podés escribir".
ResponderEliminarAunque creo que es una exageración -cualquier editor ama a un redactor que escribe rápido y bien- el comentario sirve para ilustrar el verdadero oficio de escribir: los periodistas que trabajan del modo que describís, Papipo, priorizan la instantaneidad por sobre la noticia real.
Mientras todos auguran con que la internet cambiará el periodismo otorgándole mayor instantaneidad, yo espero que algo cambie el periodismo agregándole mayor capacidad de crear textos que nos ayuden a entender mejor la realidad.
Eso de *crear textos que nos ayuden a entender mejor la realidad*, es lo que precisamente hacen los grandes medios nacionales y otros no tan grandes como P.12.-
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