jueves, 3 de julio de 2008

Un diario que da consejos más que diario es un amigo (segundo caso)

El Grupo Caracachumba quiere comunicar a toda la opinión pública su más profundo repudio a la crítica de su espectáculo Revuelta de Tuerca escrita por la Sra. Ruth Mehl y publicada el último sábado, 28 de junio, en la sección Espectáculos del diario La Nación.

Dicha nota, titulada "Caracachumba, con humor de dudoso gusto", extralimita el ámbito propio de la crítica para ser, más bien, una acusación moral, basada en premisas normativas con las que discrepamos enteramente. Además, las apreciaciones de la periodista -que acaban calificando nuestro espectáculo como peligroso y nocivo para los niños-, agravian nuestra moral, nuestra integridad, y nuestro compromiso como artistas y formadores.

En la medida en que el tenor de la "crítica" de la señora Ruth Mehl va más allá de una 'cuestión de gustos', es que nos manifestamos públicamente a través de estas líneas -a los que estén interesados, la nota en cuestión está disponible en www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1025283

El "humor de dudoso gusto" que Ruth Mehl atribuye a Revuelta de Tuerca, eside específica y exclusivamente en una canción -titulada "A mí también"- en el que la clown que integra el elenco, se aventura, en un típico gag del género, a desafiar la letra del tema musical. Con el desparpajo que la caracteriza a lo largo de todo el show, interviene en algunos fragmentos de la canción y entona, por ejemplo, "me gusta ponerme loca, decir muchas palabrotas", "me gusta ser muy malvada, dar trompadas y patadas", "me gusta tomar alcohol, vino, whisky con licor", "me gusta sacarme un moco", etc.

Mientras el público cultiva la complicidad que desde el inicio tejió con la clown, y festeja, una vez más, sus travesuras, la cantante de Caracachumba juega a ruborizarse y a censurar semejante atrevimiento, hasta que, finalmente, consigue echar del escenario a la payasa.

Para la señora Ruth Mehl el número es una "incursión al lugar de los límites" que transforma un espectáculo de "jerarquizado nivel" en otro de "dudoso gusto". La periodista escribe que la canción refiere a comportamientos que "apuntan a la falta de ética y a hacerse daño"; agrega que "en el contexto social en que vivimos su apología es peligrosa"; expresa, además, el miedo por el hecho de que las travesuras de la clown "podrían considerarse una invitación a imitarla"; se lamenta de que "el
adulto se apropia de la intimidad de las transgresiones infantiles, y las eleva a estado público".

Los (pre)juicios de la periodista nos dejan triplemente perplejos. En primer lugar, involucran un desconocimiento absoluto del género del clown y sus códigos -jugar con lo establecido, transgredir normas, comportarse desprejuiciadamente, son algunos de los signos del lenguaje clownesco. En segundo lugar, porque demuestran una subestimación de la sensibilidad y la perspicacia de los chicos, quienes comprenden perfectamente ese y otros códigos, y por eso, lejos de "confundirse", verse tentados a "imitar", o sentirse "expuestos" -para citar algunos de los eventuales efectos que
conjetura, a modo de advertencia, la cronista-, sencillamente se ríen a carcajadas. En tercer lugar -y sin contar que en su nota la cronista omite, inexplicablemente, el hecho de que la gracia del tema consiste en que la cantante del grupo juega a desaprobar el desenfado de la clown-, nos sorprende que llamar a las cosas por su nombre perturbe tanto a la periodista, al punto de sustituir, en su nota, la presunta "apología peligrosa" por el tabú, y referir al pis y a los mocos como "humores corporales", al whisky y al licor como "ingredientes que modifican la
conducta" -por no hacer referencia a la infeliz expresión de "infracciones
privadas y sociales" con que la autora cierra la nota. Tal vez estos prejuicios expliquen, también, el que la cronista señale con sorpresa que la canción esté incluida en el CD "con toda su letra": si hay dudas, a esto contestamos que no encontramos motivos para no llamar a las cosas por su nombre, o ejercer actos de autocensura superados a esta altura de la historia de nuestro país.

Si la sociedad contemporánea expone a los chicos a un aluvión de estímulos no siempre saludables, un hecho merece ser festejado: los adultos ya no queremos que los chicos se callen la boca; no buscamos que reproduzcan silencios ni tabúes, sino que puedan hablar, comunicar libremente, ser escuchados. Por suerte hoy somos muchos los que defendemos el valor de la palabra.

CARACACHUMBA
Buenos Aires, 1 de Julio de 2008

10 comentarios:

  1. bien respondido. esto salió en algún otro lado? el diario la nación, por ejemplo, al menos en carta de lectores?

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  2. Parecería que la periodista, en lugar de entrar a un teatro, hubiera entrado a un blog.

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  3. Sí, leí la nota. No me pareció muy atinado el comentario de Ruth Mehl. Tampoco me parece muy atinado que los muchachos de Caracachumba señalen en qué debe fijarse y en qué no un periodista que va a hacerles una crítica. ¿Qué es eso de ir "más allá de una cuestión de gustos"? Primero, dejen que el periodista vaya más o menos allá de donde le parezca. Y segundo, más aun tratándose de un espectáculo para chicos se supone que hay más cosas que observar que las cuestiones de gusto. Pongámosle que en lugar de esa canción inofensiva que cantan los Caracachumba cantaran una que hiciera apología del armamentismo civil, dijera que hay que meterles bala a los cartoneros porque si no al final te terminan afanando, y cosas así... ¿Entonces Ruth Mehl debería decir en su crítica, simplemente, que en el espectáculo de Caracachumba hay una canción que no le gustó? Por otra parte, haciendo esa salvedad, Ruth Mehl hace una crítica altamente valorativa del espectáculo de Carachumba. Y además describe bastante en detalle lo que a ella le parece mal, como para que uno se haga su propia idea del asunto; de hecho, yo leí la nota, no vi el espectáculo, y me hice mi propia idea que no era la misma de Ruth Mehl. En síntesis, que me parece que la nota está bien; que la que está mal, en todo caso, puede ser Ruth Mehl, pero no la nota. Y que si sos artista y te interesa que un diario --digamos, La Nación-- te haga una crítica, después no te andes quejando de cómo te critican.

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  4. En este caso, defiendo a la periodista. Ella dio su opinión, su crítica, que para eso le pagan y le pareció que el contenido de la canción estaba fuera de lugar. Si a mí me hubiese tocado hacer un comentario, tal vez incurriría en los mismos términos de la cronista. Lo único que está en falta es en no haber incluido el gesto "reparador" de la cantante, que ejerce de rectora moral ante la clown.
    De todos modos, es como Patito Feo. Sí, la historia gira en torno a que el personaje más "común", "popular" triunfe, pero fuera de la tele, la que ha incrementado fuertemente su rol identitario es la "divina", la "cool", que encima dice "fueran feas"...
    Personalmente me parece desproporcionado el comunicado del grupo teatral. Para mí trataron de elucubrar argumentos para contrarrestar una mala o, en realidad, una "regular" crítica. Muchachos, están en todo su derecho de refunfuñar o hasta tener su réplica por una crítica, pero tampoco la pavada.
    Abrazos

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  5. Caracachumba es uno de los mejores grupos argentinos de música infantil. A la señora de La Nación hay que cambiarle la medicación urgente.

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  6. Lo que sea, pero jamás llevaría a mi sobrino de 4 años a ver a un payaso que diga que le gusta tomar cerveza y whisky, hacer trampa, pegar patadas y piñas, porque los chicos a esa edad no pueden todavía saber por sí mismos cuándo las cosas son un juego y cuándo no lo son. Además, es una crítica de La Nación, ¿qué esperaban?

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  7. Vi el espectáculo con mi hija de 2 años y nos encantó. Si hay que ser pre(juiciosa) es para los que leen La Nación....

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  8. Si, Caracachumba es muy bueno. Es una pena que una crítica no sepa ver las cosas en todo el contexto.
    Y para aquel que no quiere escuchar a un clown decir esas cosas, mejor, que no vaya al show porque no lo va a entender.

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  9. Palele, justamente lo que vos señalás como falta en la periodista, es el eje de la discusión entre el grupo teatral y la crítica. La cronista moraliza con una bajada de línea sin señalar que lo que ella reclama está debidamente señalado en la obra, aunque quizá en un estilo y método diferente del que esperaría ella, con su concepción ideológica y su cosmogonía. Sin embargo, ella escoge solo un aspecto para hacer su crítica. o no lo entendió o es una idiota o lo hizo a propósito, no sé cuál de las tres es peor. ahora bien, yo tengo derecho a expresar artísticamente lo que sea, y en cuanto esto deviene público, la crítica tiene derecho a expresar sobre mi obra lo que quiera, pero de igual forma yo tengo luego todo derecho a discutir, dar vuelta, cuestionar y criticar el enfoque, la intención y los errores de la crítica, cuantas veces quiera. o qué, ahora con el cuento de la libertad de expresión y el miedo a la censura no se puede criticar lo que dice la prensa?

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  10. Anónimo,

    ¿no entendió que no se puede criticar a la prensa? Pobre Clarín, una PYME indefensa atacada injustamente por este gobierno totalitario y hegemónico, "fascista de carácter" y quién sabe cuántas cosas más.

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