Eutanasia

Este blog y su alter ego serán desconectados el próximo 31 de julio, un día antes de que comience el mes en el que se cumpliría el tercer aniversario del nacimiento de esta experiencia increíble, apasionante, enriquecedora, divertida y maravillosa que se llamó Del Medio y Del Medio (recargado).

El motivo principal del apagón es la falta de tiempo para mantener actualizado el blog, pero además acuso un cansancio cada vez más cercano al hartazgo porque muchas veces me siento obligado a responder a las expectativas y también a defenderme de ataques sin argumentos ni razón y que encima vienen desde el anonimato.

Muchas veces me encontré sobrevalorado como un salvador del periodismo o paladín de la ética y otras me endilgaron ser agente de oscuros intereses del Gobierno o de empresarios vernáculos que gerencian medios de comunicación.

Nada de lo que aclare podrá desmentir o echar luz, pero me queda la cabeza tranquila de que quienes me conocen saben que nunca transeé, carnereé o participé de maniobras rayanas con el delito o contrarias a la ética.

Decenas de veces se escribió acá que trabajar para tal o cual patrón o patronal no es sinónimo de comulgar con las ideas y prácticas que éstos tengan. Y si se navega los más de mil post de este blog se confirmará la máxima de que aquí se trató de debatir y cuestionar el presente del periodismo argento y no atacar aquel y defender a éste.

En estos tres años abrí muchas puertas y cerré otras; recibí el generoso aporte de fuentes que antes no conocía, lo que agradeceré hasta la eternidad; como también logré y cultivé la amistad, los consejos, las risas, el aliento y la complicidad de gente excelente y solidaria como Aguilucho; Ale Wall; Angel Sotera; Clandestina; Herbie; Holden Caufield; Peralta; Pink, Angora; Ringo Star; Samurai, Jack; Sereneider; Tinta Roja; Ulises Dumond y otros que prefiero no nombrar porque los comprometería. A la mayoría conocí gracias a este blog.

Gracias también a los enemigos que sumé y a la gente que me puteó. Algunos reconozco que lo hicieron con razón y por eso les pido perdón. Muchas veces me excedí en la crítica, me regodée con el error o descubrí tarde que el equivocado era yo.

Pero jamás publiqué detalles de la vida privada de nadie o cuestiones muy internas de los medios como serruchadas de piso, desfalcos, agachadas, cuernos o consumo de sustancias prohibidas por las autoridades sanitarias y castigadas por la legislación penal. Me han escrito para hacer aclaraciones o marcarme errores, pero jamás para decirme que me había ido a la mierda o amenazarme con juicios.

Creo que si algo demostró este blog es que debemos hacer periodismo de periodistas, pero no desde un blog. Ni siquiera desde Internet.

El periodismo argentino se debe un montón de debates, de cambios, de luchas con victorias posibles y derrotas seguras.

Los periodistas argentinos deberíamos mirarnos más al ombligo y empezar a valorar más este oficio o profesión que tanto bien y tanto mal le hizo al país.

Pero no pensemos en entelequias o en sellos de goma, tampoco en sindicatos desprestigiados o en delegados vetustos o pro patronales.

Imaginemos batallas diarias en defensa del estatuto o pequeños actos que dignifiquen el trabajo y a nosotros mismos.

Alcanza con un no.

Papipo morirá pero muchas de las cosas que aquí se escribían podrán leerse en Contraeditorial, en algún blog que mañana se me ocurra crear o en otros espacios propios o ajenos.

Estimado público, ¡gracias llenas totales!